“Dejando de lado las costumbres sociales, él se ve bien con vestido. Y en un día de verano de 40 grados en Los Ángeles, probablemente es la opción más práctica”, escribe Menachem.
Con la aceptación de que su hijo pueda vestirse como quiera, él reconoce que rompe parámetros sociales, no lo hace con esa intención, lo más importante es que el pequeño Asher se sienta bien.
“Algunos israelíes se rieron de mi e hicieron comentarios. Uno me dijo, ‘¿crees que esto es gracioso? Hay niños aquí. ¿Quieres que vean esto?’ Otro dijo, ‘¿quieres que sea gay?’. Permanecí calmado y expliqué lo mejor que pude que no hay correlación entre niños que se travisten y ser gay. Y si es gay, no es por nada que yo haya hecho. Es porque es gay. De cualquier manera, no quiero que jamás sienta que no pudo ser capaz de expresarse a sí mismo porque sus padres no lo apoyaron”, contó Seth.
Un día, después del trabajo, el padre decidió ponerse también un vestido, luego de que su hija lo sugiriera, los tres decidieron dar un paseo con el perro. Cuando su esposa llegó, les tomó una foto y fueron a comer pizza.
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