El lamento y la tristeza se adueñó de quienes habitan en el sector I de Altamira, ubicado en la parte de atrás del Matadero Municipal de Caroní; un fuerte aguacero acompañaba a una cantidad de personas que se congregó para verificar la trágica noticia.
La impotencia reinaba en la cara de quienes allí se encontraban, conocer que un “monstruo” había asesinado a su hija de tan solo tres años a golpes era algo que no se les hacía fácil de creer, sin embargo allí estaban.
Bajo una incesante lluvia que azotó la noche de este martes, un techo de zinc perteneciente a la Iglesia Evangélica Rosa de Sarón III era su única protección mientras en los brazos de una vecina reposaba el pequeño cadáver de la infante.
La abuela de la víctima dominada por el llanto y casi en estado de shock comentó cómo había ocurrido el suceso; su hija se fue a Carúpano el día sábado a llevar a su hijo mayor a pasar unos días de vacaciones, sin embargo la misma volvería esta misma semana para cuidar a sus otros dos hijos que había dejado bajo el cuidado del agresor.
Lo que nunca pensó esta mujer fue que el sujeto cometería este atroz crimen en contra de su propia hija. La abuela comentó que el maltrato inició desde el día domingo, ya que el hermanito mayor de la inocente víctima habría avisado a una vecina que su padre la había maltratado.
Sin embargo, los intentos de la misma por conocer sobre el estado de la infante le fueron frustrados por el mismo padre, quien argumentaba que la misma se encontraba dormida, actitud que hace creer a quienes allí se encontraban que el hombre tenía días aplicando el maltrato.
Por su parte la abuela de la infante indicó que en reiteradas oportunidades le preguntó sobre los niños y solo manifestaba que estaban bien. El hombre fue a buscar comida un día y dinero el día del deceso y manifestaba que todo estaba bien.
Sin embargo los vecinos indicaron que todo apuntaba a que algo extraño estaba sucediendo en la humilde casa, ya que no veían a los pequeños corretear y merodear por la zona como era costumbre, por el contrario, la puerta permanecía cerrada lo que les hizo creer que el implicado estaba ocultando algo.
Cortesía: Nueva Prensa.
