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Algunos expertos estiman que la no adherencia a un régimen farmacológico cuesta unos US$100.000 millones al año en EE.UU., porque los pacientes recaen o pueden necesitar tratamiento adicional y hospitalización, según reseñó, según información de The New York Times.
Críticos de esta nueva tecnología advierten del riesgo de que la receta de medicamentos se pueda volver coercitiva y el paciente quede sujeto a la reprimenda del médico.
El sensor tiene el tamaño aproximado a un grano de arena y se activa cuando entra en contacto con el fluido estomacal. El paciente puede tomar entre 30 minutos y dos horas para detectar la ingestión de la tableta, según información de la BBC.
Mitchell Mathis, de la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA), consideró al respecto que “el poder rastrear los medicamentos recetados para la enfermedad mental puede ser útil para los pacientes”.
Cortesía: Caraota